Diario de la erupción del San Juan, narrado por Carlo |
Hoy es el 3 de julio de 1949
Las fracturas eran notables. Después del segundo gran sismo, que había afectado a Los Llanos durante las fiestas, Rubens con el padre de Ramón y Ramón, buscó fracturas por todas partes; en el flanco oeste de la cumbre vieja, en el área comprendida entre el barranco de Magdalena y el barranco de los Cubos, en donde quería deducir la dirección de la fuerza de la montaña.
En el Llano de las Aguas encontraron varias roturas claras de las que ya había hablado Rubens. De ello dedujo Rubens que fue un derrumbe interno, donde quizás había una gran cueva o más probablemente se pudo haberse producido una gran grieta que corría abajo, a lo largo del flanco. Tal vez, en el pasado pudo haber habido derrumbes en La Palma, sin embargo la superficie sólida hablaba en contra.
Aquí la cuesta de la montaña no estaba desplomada como en los Llanos de Sima. Por ellos se decidió por una tesis a favor de largas fracturas verticales de varios kilómetros, que llegaban desde la región del actual Duraznero hasta abajo de la montaña de Magdalena. "Una fractura de este calibre no es uniforme", aclaró Ramón, "se mueve de arriba para abajo, se detiene y comienza otra vez en otro sitio dependiendo de las fuerzas que se encuentra en el camino. No sabemos como se ve allá abajo, pero es concebible, que el volcán se descargue en una fractura y tal vez erupcione repentinamente en alguna parte. Yo creo que la verdadera erupción está todavía por venir, el interior de la Cumbre Vieja se va a levantar".
Bajaron al Canal de Habana, donde tenían una cita con un centinela de la Guardia Civil. En los últimos días, Rubens, estuvo muy taciturno, como si algo atroz absorbiera sus pensamientos. "¿Sabes una cosa, Ramón?" y posó su brazo sobre el hombro del muchacho, "ahora le decimos a la gente lo que pensamos, hoy a la noche voy a hablar con Francisco y luego vamos a llevar el vino de ustedes a Brena"