Diario de la erupción del San Juan, narrado por Carlo |
Hoy es el 10 de julio de 1949
El tío Gregorio estaba en la puerta y tía Almodena no sabía que debía creer pero luego se le colgó del cuello. "¿Gregorio, de dónde vienes?" - "De Las Manchas, he participado en un torneo" - "Torneo... déjate de chistes, que no son tiempos para eso." Pero tío Gregorio relataba y yo estaban pendientes de cada palabra. Hasta Jedey lo había llevado un amigo, luego se había ido caminando a San Nicolás y mirado una montaña de lava. Abajo yacía la humeante Las Manchas y arriba de la montaña de lava, sobre la calle estaba parado un hombre, luego apareció un segundo. "¡¿Que hace aquí, está loco?!" - "¡Pero no, ellos van de aquí para allá sobre la otra parte y luego vuelven!" Uno de los hombres se acercó a los otros y dijo que no sería tan inofensivo pero que tampoco era para tanto como para que no se pueda lograr: "El río está abajo, sólo está caliente. Tienes que ponerte zapatos gruesos y después se necesita una vara." Gregorio vio otra vez aparecer a dos muchachos. Una de las varas echaba humo, él le había puesto llantas en pedacitos bien cortados y atados bajo sus zapatos. Gregorio lo conocía. "Aquí, toma esta, la tienes que atar con alambre ¡y allí están tumbadas algunas varas! - Luego voy contigo hacia allá. Sólo una vez la situación se puso crítica, pero como ves, ¡todavía no me he asado!" De repente, Gregorio se encontraba otra vez en el campo de lava y maldijo su decisión. Percibió abajo de él una corriente abrasadora. Si aquí se quebraba algo, estaba perdido. Pensamiento como ráfagas. Plantó la vara y saltó el muchacho delante de él. "Cuídate, aquí está delgado! ¡No te tienes que quedarte parado, rápido, rápido!" Entonces se encontraban en la otra parte. Gregorio no lo podía creer y le pegó al muchacho en el pecho. "¡Tú estás loco, pero yo también! Luego caminó, y caminó y caminó. Un vehículo militar lo llevó hasta Los Llanos.
Mientras Carlo nos cuenta sus aventuras del San Juan, por las tardes giro la "Webcam" en dirección Cumbre Vieja, donde todo esto succedio.
Traducido del Alemán al Español por Silvina Masa