Diario de la erupción del San Juan, narrado por Carlo |
Hoy es el 22 de junio de 1949 - San Juan
Hoy estaba Francisco con una camioneta delante de la puerta. Todos salieron para contemplar asombrados esa maravilla. Él se había vestido como un verdadero empresario, con pantalones negros y camisa. La llave de contacto colgaba demostrativamente de un anillo, el que estaba siendo tapado por el meñique. Él siempre estaba en todas y tenía todo lo necesario para vivir. Yo estaba sentado detrás del volante y trataba de alcanzar los pedales con mis pies. Francisco dijo que yo podría trabajar para él como conductor pero recién cuando fuera grande. La tía Almodena y mi madre estaban juntas, en sus rostros también se podía observar su admiración. Mientras tanto el tío Gregorio sacudía la cabeza y murmuraba algo sobre delirios de grandezas. Pero Francisco tenía la situación controlada, les contó a todos que tenía un contrato casi listo con una planta procesadora de cal en Barranco seco, en la dirección a Puntallana, luego buscó unos papeles del asiento del acompañante y los sacudió en todas las direcciones". Los terremotos son un negocio, por mí se puede sacudir toda La Palma que no me importa. El patrón sencillamente quería que maneje día y noche, entonces le dije que le compraba su coche para poder conducir siempre. ¡Sí, así fue! Y ahí estaba él riéndose de nuestras caras. "Francisco tiene un coche" susurró para sí Almodena y dirigió su mirada hacia Tío Gregorio: "¿Y qué dices al respecto? - Y bueno, ¡yo tengo una barca!" Francisco pensó que sería mejor explicarse, y contó, que él patrón en realidad lo había tomado de sorpresa. "Bien" había dicho el patrón, tomando su mano y mirándolo a los ojos: "Aquí tienes el coche y tú vas a conducir siempre para mí, cuando yo quiera, y por cada viaje recibes dinero. Con eso pagas el coche. Y cuando no te preciso puedes conducir para otros". Madre consideró que la situación era crítica porque tío Gregorio se mordía el labio inferior e invitó a todas las personas que estaban en el jardín a beber un vaso de vino. Francisco levantó la voz- "Bueno, la cosa es sencilla. Los terremotos destruyen casa y cisternas, y entonces qué se precisa..., ¡cal! Ahora nosotros tenemos un montón de cosas para hacer y les digo a ustedes que esto es sólo el principio. Los próximos temblores seguramente van a venir y yo voy con cal por toda la isla y luego me compro un segundo coche" ... "y conduces para la concurrencia en el puerto" le cortó el hilo madre. "Toma pan y dime, ¿por qué no estás manejando ahora?" ...."porque ahora me voy con ustedes a Las Manchas para que festejar este día.
Algunas veces tenía la sensación de que había un temblor, sin embargo fue una noche maravillosa. Todos pasaron por lo del abuelo Manuel. En la noche, Julio había atrapado dos conejos. Probablemente habían enloquecido a causa del temblor. El padre de Julio se puso de acuerdo con Francisco para traer una carga de cal por si acaso, y la Guardia Civil nos dejó en paz.
P.D. los dos hornos de cal mencionados se pueden visitar. El horno de cal del puerto está cerca de la entrada del túnel. También hubo un horno en Los Llanos que fue destruido.